JUAN JESÚS RODERO
Existen en Zamora diversas asociaciones y colectivos de carácter cultural, cuya labor pasa casi desapercibida, sin el suficiente reconocimiento ni apoyo por parte de instituciones y organismos oficiales y ello pese a la meritoria e importante tarea que desempeñan. Uno de los ejemplos más ilustrativos de este estado de cosas puede ser el de la Asociación Furmientu que lleva años dedicándose al rescate y la recopilación, por todos los sistemas posibles, de los antiguos vocabularios zamoranos, aquellos que junto con el castellano se hablaban en distintas zonas de la provincia, principalmente Sanabria, La Carballeda y Aliste, vestigios vivos del gallego-portugués en algunos casos o del leonés o el astur-leonés en otros muchos, pero que se han ido perdiendo con el tiempo.
Aunque algunas de estas palabras permanezcan todavía por tierras zamoranas. En las tradicionales ferias del ajo que cada año por San Pedro se celebran en la capital puede escucharse reiteradamente hablar de riestras, cuando en todas las partes se dice ristras de ajos, pero aquí todo el mundo lo entiende y lo admite. De mi infancia recuerdo aún vocablos que empleaban con frecuencia mi madre, natural de Zamora, y su entorno familiar, y que conservó muchos años aunque acabara perdiendo la costumbre de su utilización. Así, acocharse, por acurrucarse, o mancarse por hacerse daño, o fato por bobo o lelo, o buraco por agujero, o chiscar por encender o prender fuego, o pardal por gorrión, y tantos otros, términos todos ellos de uso común en la provincia en otros tiempos pero que incluso todavía son fáciles de encontrar en el léxico de las personas mayores en los núcleos rurales.Precisamente por ello y para que las hablas zamoranas continúen vivas en el tiempo, la Asociación Cultural Furmientu viene organizando unos concursos de vocabularios tradicionales de Zamora que están teniendo una buena aceptación permitiendo ampliar la recopilación que se está llevando a cabo y en los que participan desde todas las comarcas. Y eso que no es tarea fácil, porque las bases del certamen exigen que se disponga de al menos sesenta vocablos de estas características pero que no se hayan dado a conocer ya con anterioridad. Aparte de eso, y de ser protagonistas de las Jornadas de Cultura Tradicional Zamorana, la Asociación publica un boletín trimestral dedicado a las lenguas autóctonas y mantiene otras diversas actividades encaminadas a avivar el interés de la sociedad zamorana por cuanto conforma la historia de su pasado.
Es una labor notable y merecedora de todo elogio, en suma, que debiera recibir más ayuda y colaboración oficial, cuando tantas subvenciones se conceden luego a colectivos cuyo principal bagaje parecer ser el de beber en las fuentes de los partidos políticos. No se trata de recuperar para el uso un lenguaje de procedencias diversas, con la raíz común del latín, que como tantas otras cosas quedó ya atrás, sino de recobrar y guardar un léxico antañón, que aún colea, y que forma parte del rico y vasto patrimonio cultural de la provincia.
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