Diario de León, 04/02/2009
E. Gancedo
Tanto la Consejería de Cultura como la de Educación -”de las que teóricamente debería depender el estudio y protección del patrimonio lingüístico de la comunidad-”, apenas tienen nada que decir respecto a un tema regulado y amparado legalmente desde hace un año por el nuevo estatuto de autonomía de Castilla y León.
En concreto, el artículo 5.2 dice textualmente: «El leonés será objeto de protección específica por parte de las instituciones por su particular valor dentro del patrimonio lingüístico de la comunidad. Su protección, uso y promoción serán objeto de regulación».
La realidad es que la Junta, a través de las dos consejerías antes citadas, admite que no dispone de planificación alguna, ni a corto ni a largo plazo, para llevar a cabo precisamente esa labor de «protección, uso y promoción». Así, la Consejería de Cultura respondió a Diario de León que el tema es más bien competencia de la Consejería de Educación y que «el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua también estudia el leonés, dedicando cursos monográficos al mismo», en referencia a las jornadas filológicas desarrolladas en la Universidad en 2006 y en 2008, y que tienen vocación de celebrarse cada dos años.
Desde Educación
En cuanto a la Consejería de Educación, desde su gabinete de prensa se explicó a este periódico que su ámbito de acción es la «educación reglada», por lo que no entran dentro de sus competencias las clases de leonés, optativas, en horario extraescolar, que se están impartiendo actualmente en algunos colegios de la capital; o las clases para adultos que oferta la Escuela de Formación Tradicional de la Concejalía de Cultura Leonesa. Otra cosa sería, aseguraron, «que hubiera los suficientes alumnos como para formar un grupo en la Escuela Oficial de Idiomas».
Pero en cuanto a impartir clases realmente oficiales y curriculares relacionadas con la lengua y la cultura propia, por ejemplo, en los colegios e institutos de las zonas en las que actualmente se sigue hablando esta lengua romance (Cabrera y el Alto Sil, fundamentalmente), desde la Consejería de Educación no lo ven «probable». Una de las razones, según el responsable de prensa, es que el leonés no es una lengua «cooficial». Puso el ejemplo del gallego que se ofrece como lengua optativa en varios centros del Bierzo, y del euskera en Miranda de Ebro, pero distinguió esos casos recordando que se trata de «dos lenguas cooficiales» y de que esa enseñanza se realiza en colaboración con los gobiernos autonómicos de Galicia y del País Vasco, respectivamente.
Desde la Consejería de Educación no se quiso cerrar caminos ni vías de colaboración con ninguna asociación ni institución leonesa, recalcando que el asunto dependería, en gran parte, «de la demanda social». En todo caso, la impresión recibida es que el tema del leonés produce extrañeza, desconocimiento y una cierta incomodidad en las instituciones que gobiernan la tierra leonesa desde su sede central en la ciudad de Valladolid.
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